La
cantante del pop, Lady Gaga, se enfrentó en la gala de los Oscars a un difícil reto:
emular a la legendaria voz de Julia Andrews para homenajear los cincuenta años
del fantástico musical “Sonrisas y lágrimas”.
Con una
puesta en escena sobria y minimalista, y un precioso vestido plateado, Gaga se
ganó al público, que rompió en una gran ovación emocionada al final de la actuación
y también a la mismísima Julia Andrews, que le agradeció el homenaje con un
cálido abrazo.
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